domingo, 6 de marzo de 2011

Poema nº 453

(Para abrir boca, o semana, sin que sirva de precedente ni sea improcedente, y pidiendo disculpas a los amigos malaguistas porque los roijillos marcasen tan a deshora, ¡y encima tras trece meses sin ganar fuera de casa!, vaya un poema dominical, uno de tantos centenares como se van acumulando otra vez en los bolsillos, escrito con el viento recio y seco en la espalda. Por eso debe de ser de arte menor: creo que es el primero de todos los casi quinientos en que no va ni un solo endecasílabo. Claro que, como mi Profesor, yo nunca he fumado un solo cigarrillo.)


Ni convulsión ni temblor,
ni tembleque ni espasmo
(podría haber puesto otra cosa,
pero ni por asomo
sería el caso
si de veras es cosa).
Su afecto estimo
(podría haber puesto timo,
pero habría sido estafa,
o desatino
o piltrafa).
A su esperanza aspiro
cuando me las piro
a bordo de mi barcaza.
Su pavor, mi miedo.
Su desdén, mi amor.
Su amar, mi mar.
El pesar se hace mayor
(podría haber puesto la calma,
el sosiego o la templanza)
a medida que menguo yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario