miércoles, 1 de diciembre de 2010

Por siempre joven


A mi  hija 

«… se permitió, en contra de lo aconsejable, dejarse llevar por la retrospección y por el cómo día a día había ido llegando hasta allí, cómo se había echado a perder, cómo había desperdiciado, o eso le parecía, y otro tanto a muchos que la conocían bien, los días que le fueron dados. No eran suyos los días para malgastarlos, eran tierra baldía por conquistar. Se los había ganado a pulso. Era ella la que se había ido echando a perder, ella y la riqueza de los días que no fueron suyos hasta haberlos conquistado y empobrecido. Se había consumido ganándoselos. Escasa de días iba ligera y plena de luz. Sobrada de días iba cargada y plena de negrura. Vivir era crecer en peso y en negrura y en la riqueza de los días. La muerte natural era el negro caudal de los días. La luz en la escasez de los días era música sin pautar porque no queda otra que seguir viva y coleando hasta la hora de morir, la música de los días que no eran suyos, y cada hora de los cuales era en exceso versátil para apropiársela.»
Hasta aquí el jovenzuelo y pedantuelo Beckett que, en Sueño con mujeres que ni fu ni fa, ando trajinando con Jose, más vale, hoy en concreto poco trecho de texto, pero con mucho provecho, creo. Mañana más. Cerca andamos ya del primer monstruo entero. Preveo que la revisión va a ser un calvario. Pero por lo menos andamos satisfechos, aunque haya tardes, como ésta, que dan poco de sí. Reconozcamos que el párrafo se las traía.
Ahora, el jovenzuelo y pretencioso Dylan, menos pedante:

Por siempre joven

Que Dios te bendiga y te guarde siempre
que tus sueños se hagan realidad
que obres siempre por los demás
y nos dejes obrar por ti

Que construyas una escala a las estrellas
y por cada peldaño asciendas
que por siempre seas joven
por siempre joven, por siempre joven
que por siempre seas joven

Que crezcas bien derecha
que madures y seas fiel,
que sepas siempre dónde para la verdad
y veas las luces que te rodean

Que seas valerosa
que vayas bien recta y seas fuerte
que seas por siempre joven
por siempre joven, por siempre joven
que seas por siempre joven

Que tengas las manos siempre ocupadas
y bien ágiles los pies siempre
que tengas los cimientos fuertes
cuando cambie el viento que nos cambia

Que tu corazón siempre sea alborozo
que tu canción se cante siempre
que seas por siempre joven
por siempre joven, por siempre joven
que seas por siempre joven

Copyright © 1973 by Ram's Horn Music; renewed 2001 by Ram’s Horn Music

Antes de cada vocativo, y más ahora que va siendo uno andaluz de adopción, sin llegar nunca a serlo, ganas dan de poner un ojalá: ojalá que… Pero no creo que haga falta. Todo  va en modo desiderativo, que es un modo verbal que en albanés frica. Ah: y la puntuación no es mía, es del mendrugo genial de Minnesota.
         Viniendo de Vera al pueblo ésta era la canción que sonaba cuando se cerraba la noche. A mí no me gusta especialmente, pero la he oído entera. La desdylanización va lenta. Esta traducción se la debía a mi hijita, que está un poco muy desmejorada. De aquí a nada dejará de ser joven, pero me barrunto que lo será siempre. Hija, fijo; joven, me juego una mano. Lo lleva en el espíritu. Crecerá, se nos hará mayor, y será por siempre joven, aunque las enfermedades y los palos de la vida y los días con sus luces y sus tinieblas (¿dije negrura?) la vayan haciendo mujer. La entristecerán acaso, pero no la van a envejecer, ni a desjuvenizar.
Luego, nos queda «Huracán»: siendo «Forever Young» la suya, «Huracán» es nuestra canción. Y no creo que vayamos a decirle nunca a nadie por qué es la nuestra, ni falta que hace.  "Tangled Up in Blue" la comparto con mi hij0 pequeño. Con mi hijo mayor no comparto nada. "Huracán": gran secreto compartido entre los dos, mi hija y yo, uno de tantos.

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