lunes, 22 de noviembre de 2010

Lo perjudicial

He visto que hay quien tiene por costumbre reproducir en una página web o blog o lo que sea algo que se ha publicado en otra, así que me voy a apuntar a la corriente, sin que sirva de precedente. Este artículo que sigue se publica hoy mismo en http://cvc.cervantes.es/trujaman/ a pesar de estar entregado en agosto. Contiene un pequeño desliz, y es que Green Mountain no es la sierra que dé nombre al estado de Vermont, sino que una vez nombrado el estado por los franceses que lo pisaron en su día los norteamericanos se apropian del nombre y lo traducen para designar la sierra. Es chocante la absoluta falta de imaginación que se demuestra en la toponimia de toda Norteamérica. Pero no tiene mayor importancia.

Lo perjudicial

Además del ingenioso italiano que acuñó el tópico de la traición, hay otro individuo de nota que ha hecho bastante daño a la honesta profesión del traductor. Los tópicos ya se sabe que encierran una nuez podrida que contiene un ápice de verdad y una gran abundancia de pereza mental corruptora y de cáscara y farfolla banal. Y quien encarga una traducción es como Roma, que no paga traidores.
El otro caso de nota es la ingeniosa acuñación de Robert Frost sobre la pérdida que se produce en el trasvase, lo cual denota antes que nada una mentalidad más bien capitalista y de raigambre protestante, como si fuera la poesía un bien precioso que no debiera servirse en grifo, ni siquiera en vaso, no sea que se derrame. La poesía es lo que se pierde en la traducción, dice el poeta norteamericano, y debo anunciar antes de seguir que a la frase lapidaria de Robert Frost le tengo ganas desde que me dedico en serio a este noble oficio. En su cabaña de Vermont, en Green Mountain exactamente, Frost siembra en un arranque de inspiración el otro tópico que, fruto de la galbana intelectual, perjudica más de lo que ilumina el arte de traducir.
Poetry is what gets lost in translation, dice, y me imagino que suspira y pide otro refresco para tomarlo con pajita y sigue echando cuentas con el lapicero encima de la oreja. En contra de ambos supuestos siempre cabe aducir que un clásico, o un poeta, es el que por su numen resiste incluso una traducción defectuosa, que tenga filtraciones o pérdidas.
Pero es que al poeta de Vermont se le puede aplicar su propia medicina. Juzgue quien pueda, pero aquí obsequio al lector unos versos de Frost que contienen una imagen espléndida, que además versan sobre la mecánica de los fluidos, y porque las pérdidas que haya en el trasvase desde luego son, pero son inapreciables.

The shattered water made a misty din.
Great waves looked over others coming in
And thought of doing something to the shore
Water had never done to land before.

El mar, roto en esquirlas, era ensordecedor.
Las olas inmensas se miraban justicieras
y tramaban hacer a la costa alrededor
algo que el mar brumoso a la tierra nunca hiciera.

Sin detrimento de que la traducción de poesía tal vez debiera estar tipificada en el Código Penal, prescindir aquí de metro y rima habría sido perder no ya la poesía que contengan los versos, sino reciclar toda la sustancia poética que puedan destilar para hacer por ejemplo un folleto ecologista en prosa.
No diré que sea el caso de esta traducción anónima encontrada en Internet, pero a Frost tal vez se le helaban las cañerías durante el invierno de Vermont y era fácil que se le filtrase algo en el trasvase, mientras sigue habiendo otros casos, y no son pocos, en que la poesía es aquello que persiste intacto al traducirla. 


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