viernes, 26 de noviembre de 2010

Climatología, estados, ánimo

Mi amigo del sur me dice que no usa jerséis porque le agobian. Pero pasa frío mientras trabajamos juntos en Beckett con el balcón abierto del todo y al cabo de las horas los cerebros se nos quedan hechos mousse de chocolate, la expresión es de mi hija cuando le pregunto si lo tiene líquido tras tanto estudiar. Eso del jerséi, le digo, es porque no eres norteño. Con jerséi y camiseta tengo la sensación de que aquí no hará falta calefacción en el invierno que se recrudece, en los días que se acortan, que es lo que a mí más me jiba ―localismo navarro-aragonés: léase, lo que más me jode―, en la noche temprana, que ayer trataba de vencer a golpe de acelerador y hoy lo mismo me da que me sorprenda sentado a la tecla. Las mínimas de estos días en el desierto sur son más altas que las máximas en la verdura norte. E Irlanda está llena de Greens, por fatal que les vaya.
Estadística y estatalmente este país va a cambiar durante el finde. Y luego el lunes ¿qué más da si es lunes, y los que no nos resistimos a la dictadura futbolera, televisiva, capitalista, acabemos sucumbiendo al bar de la esquina y pasándolo mal, este año a los de azul y grana nos va a tocar pasarlo mal, la máquina blanca es mucha máquina, con dinero yo también, eh?
Subo al terrado y miro al mar y otra vez, pese a la grisura ―hoy no ha tenido a bien asomarse el sol más de diez min.―, se avista la mole del cabo Cope por la izquierda. De pronto, aunque me ordene la mirada, me enoja profundamente que el horizonte sea horizontal. Una leve inclinación mal del todo no le iría.
Y mediada la tarde me musico como quien se medica. Before and after Science. Me acuerdo mucho de una cartaginesa muy querida y muy perdida para siempre hace una eternidad, acaso en una Venecia con acqua alta. Cartagena queda justo a la vuelta, digo yo. En ese disco de Brian Eno está una de las canciones más dulces que conozco, y que dice, por ejemplo,

Julie with her open blouse is gazing at an empty sky
The still sea is darker than before.
Here we are, stuck by this river,
you and I, underneath the sky that’s ever falling down.
You talk to me as if from a distance
and I reply with impressions chosen from another time.

Creo que alguno de los versos lo he utilizado antes. Así que me callo.
Traduciendo a Paul Theroux ―una novela que empieza floja, pero que luego no lo es tanto―, me encuentro con este pasaje: «Uno de los comentarios más optimistas de un lúgubre filósofo alemán indica que la única forma de conocer a una persona consiste en amarla sin esperanza de ser amado».
Una aclaración debo a mis escasos lectores, fieles, a los que agradezco su tiempo y su cariño, Belén la primera: la cita sobre aquello de que cualquier paisaje es un estado de ánimo no era de D’Amicis, Edmundo, seré gilipollas. Es de Amiel, Henri Frederic, cursi donde los haya, obvio donde quepa, y a veces certero. La semejanza del apellido en su parte inicial me lleva a engaño.
En este viernes han sido tres las personas que de motu proprio me dicen «se te nota bien». Qué raro. Estoy como siempre. Si acaso, con un jerséi de más. Con las mismas carencias de siempre. Y la colada sin tender. Viendo pasar pájaros negros, y no son vencejos como los de ayer en los hilos telefónicos de la Mancha, son pájaros grandes, deben de ser cuervos, nevermore. Pero no los puedo fotografiar corriendo, porque ando actualizando el i-Phone (que tendré que reactualizar en casa de mi amigo del sur, y van dos, porque sin una buena conexión pues va a ser que no), y porque los iconos, ya se dijo, hay que racionarlos. E incluso raciocinarlos.
Caerá la nieve sobre Irlanda y nevará en la cuenca de Pamplona. Aquí este frío que no es frío es difícil de calibrar en lo que valga.

3 comentarios:

  1. Mi querido lingüista. A mi lo de DE MOTU PROPRIO me suena de aquella manera. No te parece mejor motu proprio a secas? Sin DE ni nada.

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  2. Te sigo y te echo de menos cuando voy a Pamplona. Se bueno

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  3. Te sonará de aquella manera, pero es como se dice. ¿O tal vez son admisibles las dos formas? Ahora no lo sé. Me agrada que me sigas, lamento que me eches de menos. Si me sigues, menos de menos me echarás, espero. Gracias por ambos comentarios y por el consejo. Y un beso grande,
    Miguel

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