martes, 30 de noviembre de 2010

Fútbol es fútbol


Para qué lo voy a negar: el día será gris, pero me levanto luminoso. Ayer, en la Peña Barcelonista del pueblo, rodeado por jubilados y chiquillos de 17 años que me abrazaban a cada gol, descubrí que lejos de ser antimadridista soy de un equipo maravilloso, que interpreta el fútbol siempre igual, y como nadie. Luego podemos perder, pero jugamos como los ángeles. Los dos pases de gol que fabrica ese genio llamado Messi para ese chico de barrio llamado Villa son sencillamente memorables. Lo que hace Xavi en el primero con su amigo Iker es para quitarse el cráneo, por más que su amigo Iker grite al linier diciendo no me hagas esto. Ah: y no hay penalti de Valdés a CR. Penalti ser lo que árbitro pitar, que decía aquel, y Víctor llega al balón una hora antes de que CR se caiga. Sí que hay, y no se ha dicho, una cantada de campeonato de Casillas en el segundo, el de Pedro.
Me acordé del 0-5 del 75 en el Bernabeu, buen año para armarla gorda. No me acordé mucho del 2-6 del año pasado, ni del otro 0-5, con Romario armándole un crucigrama insoluble a Rafa Alkorta y rompiéndole la cadera sin tocarlo en un pispás. Pero volví a casa pisando charcos más contento que cuando era niño y en el parque de enfrente de la casa paterna jugaba con mis hermanos en un dos contra dos, Juan y yo azulgranas rebeldes, Pedro y Pablo rojiblancos creo que por destino. O por carácter, que diría Walter Benjamin.
El fútbol es una inmensa tontería, una dictadura a la que uno se somete de buen grado. Si el Madrid hubiese ganado y el Barça hubiera jugado bien, me habría ido a la cama igual de contento. Me fui a la cama pensando que por qué al mejor Madrid de los últimos años le salió todo tan mal. ¿Factor campo? ¿Tembleque Mou, que se equivocó de plano al cambiar a Ozil por Lass? ¿Fútbol fulgurante de un Barcelona en estado de gracia? Yo vi un partido que querría ver dentro de unos años, cuando ya me haya olvidado de todo.
Mi padre, que ha sido del Atlético toda su vida, hasta que se cansó de Gil y de no ganar y se pasó al Madrid y no sé bien con qué corazón ganó la novena, después de haber estado en la final de Heysel, Bruselas, con el golazo de Luis Aragonés a Sepp Maier de falta directa, todo en blanco y negro, seguramente se fue a la cama enfurruñado. Ya no era del Atleti al año del doblete.
Es muy probable que esta liga la ganen ellos: la máquina blanca no va a encasquillarse más como ayer, y los blaugrana vamos a la baja y nos hacemos mayores, y a Puyol gran capitán y a Xavi excelso les quedan pocos partidos para la jubilación. Eso sí: les queda la humildad en la victoria aprendida de sus mayores. (Mi hijo pequeño, barcelonista hasta la médula, Sam se llama por Johnson y por Beckett y por Etoo, ayer estaba exultante: su primer 5-0. En la Peña Azulgrana del pueblo había un niño igual que él. A cada gol que fue cayendo, le toqué en el hombro y le dije: no lo olvides, esto es para siempre. Nothing Dies.)
Despertarse hoy en Barcelona debe de ser un poema: las sonrisas adormecidas en el metro seguramente son el vivo retrato de la felicidad transitoria. Y en Madrid afilan los cuchillos. Y de una manera aviesa pienso que el Barcelona juega al fútbol como Proust entendía la literatura, como Beckett, y el Madrid como Dan Brown. Ganarán ellos, pero nosotros somos de hierro.


2 comentarios:

  1. Que bonita crónica futbolera! Pobres madridistas! Qué rematadamente mal pueden jugar tamañas estrellas! Un equipo de catequesis no lo habría hecho peor. A mí me falta la pasión porque no soy de ninguno de los dos. Sólo esperaba ver fútbol en estado puro. Siempre me queda la duda del huevo y la gallina. El barsa jugó tan bien porque el Madrid no existió?

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  2. La crónica será lo que sea, y a mí me movió mucho el sitio y la compañía, cpero... ¡¡¡la foto es tuya!!! Yo creo que el Madrid tuvo un día pésimo y nosotros una noche de lluvia excelsa. Pero la foto sigue siendo tuya. Gracias.

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